No es la primera vez que se produce una situación como esta en el Instituto de Menores Julio Argentino Roca en lo que va del año. Tampoco es la primera vez que la protagoniza uno de los internos más populares por sus hazañas: el adolescente ya concretó seis fugas y el miércoles a la noche iba por la séptima, cuando lo descubrieron.
El incidente se desató alrededor de las 21, cuando un policía advirtió que dos jóvenes estaban limando los barrotes de una puerta para escaparse. Fuentes de la fuerza informaron que se trata del sargento Mario Rudi, quien sufrió lesiones en un dedo meñique por forcejear con ambos internos, los cuales finalmente fueron retenidos.
“La situación no pasó mayores. Sí hubo dos adolescentes en el conflicto, no 14 como se dijo al principio, y se están haciendo investigaciones porque ya habían tenido episodios de este tipo”, indicó el director de la institución, Ernesto Sansierra. En ese sentido, fuentes judiciales confirmaron a LA GACETA que uno de esos jóvenes ya había conseguido fugarse del Roca en seis oportunidades anteriormente.
En el instituto, que funciona sobre avenida Francisco de Aguirre al 300, hay actualmente 30 jóvenes alojados. Desde Tribunales precisaron que, de esa población, 20 pertenecen a la capital y solo 11 se encuentran institucionalizados por primera vez. “La capacidad real es de 38 camas, pero como estamos con obras los espacios se redujeron”, explicó Sansierra, y aclaró que la Justicia les ordenó que hicieran una serie de mejoras. “Se están haciendo obras de refacción de los techos y mejoras de las condiciones de alojamiento como reparación y cambio de los sanitarios por otros con sistema antivandálico, además de cambio del sistema de la iluminación para que sea acorde a la población que se aloja en la institución”, detalló.
Consumidores
Sansierra planteó que esta época del año suele ser convulsionada para las instituciones con las características del Roca. “Los chicos están acá por órdenes judiciales y esa medida no especifica un tiempo mínimo o máximo, entonces cuando entran no saben hasta cuándo se van a quedar. Y cuando se acerca esta época, cercana al inicio de la feria judicial y a las fiestas de fin de año, se convulsionan”, explicó.
Consultado sobre la relación de los jóvenes en conflicto con la ley y las drogas, Sansierra negó que la mayoría sean adictos. “No es verdad que la mayoría tenga problemas de adicción, el porcentaje mayor está en los consumidores, chicos que sí son o fueron consumidores habituales, pero al porcentaje de adictos no te lo podría decir yo sino que lo tiene que dar un especialista en el tema”, aclaró.
Asimismo, señaló que en esos casos los jóvenes son derivados a otros dispositivos del área de adicciones para su tratamiento. “La institución es facilitadora del medio, no tenemos un servicio de adicciones. Nuestro trabajo está más dirigido a revincularlos con su medio”, agregó el director.
En cuanto al nivel de violencia con el que se manejan los jóvenes en la actualidad, Sansierra reconoció que sí son más violentos en la calle que hace un tiempo. “No puedo decir si hay mayor o menor participación de menores en delitos graves, personalmente creo que hay un problema mayor en relación a las adicciones, al consumo y a la falta de cuidados parentales, que en relación al delito”, consideró.
Otras opiniones
Defensores de los adolescentes reconocen que los chicos son difíciles de controlar
Los más desesperados por fugarse del Instituto Julio Argentino Roca suelen ser los recién llegados, explicó el abogado José del Río, quien representa a varios menores que pasaron por ese lugar. Según argumentó, los internos pasan sus primeros 10 días en un sector ubicado en la parte delantera del predio, de manera provisoria. “Después de ese tiempo los pasan para el fondo, donde están los demás, y ahí sus pares les hacen el famoso ‘bautismo’, donde los golpean. Y los chicos tienen miedo, por eso se quieren escapar antes de que llegue ese momento”, agregó el letrado.
Del Río conoce todos esos detalles gracias a los relatos de sus representados. “Tuve a varios menores que me contaron que querían fugarse del Roca, pero nunca llegaron a hacerlo. Lo que pasa es que ellos mismo sienten que pueden burlar la seguridad del lugar”, remarcó.
El abogado reconoció que es difícil controlar a estos jóvenes. “El personal del Roca hace lo que puede, tratan de entretenerlos con deportes en una canchita pero hay peleas todo el tiempo”, expresó. Y agregó que hace poco debió presentar un recurso para proteger a un menor y evitar que le propinaran una paliza.
Por otro lado, el abogado penalista José María Molina también tuvo varios clientes alojados en el Roca. “Lo que cuentan los chicos es que la abstinencia, el encierro, el extrañar a sus familiares y a su entorno, hacen que en ciertos momentos tomen malas decisiones como las de intentar fugarse”, explicó.